Son tantos otros pedazos, que hay que juntar;
son tantos otros ladrillos, que hay que acomodar;
son tantas otras semillas, que hay que cuidar;
son tantas otras raices, que hay que regar;
con tanto sol; y en el suelo espinas hay.
pero te engañaría si te digo que no la extraño, no, no la amo, no,... y es por eso que vuelvo a Quilmes cada mes.
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